Japón vivió un hecho histórico este martes 21 de octubre de 2025 al elegir, por primera vez, a una mujer como jefa de Gobierno. Sanae Takaichi, dirigente del Partido Liberal Democrático (PLD), fue designada primera ministra tras imponerse en la votación parlamentaria con 237 votos, gracias a una alianza de último momento con el Partido de la Innovación de Japón (Ishin no Kai).

Considerada una figura ultraconservadora, Takaichi es heredera política del fallecido exprimer ministro Shinzo Abe y ha expresado admiración por líderes como Margaret Thatcher. Su visión nacionalista y su cercanía ideológica al expresidente estadounidense Donald Trump anticipan un giro político en Japón hacia posturas más duras en materia de seguridad y política exterior.

La nueva mandataria planea aumentar el gasto en defensa, adoptar una posición más firme frente a China y revisar la Constitución pacifista del país. También se espera que impulse políticas más restrictivas en materia migratoria y una reinterpretación del papel histórico de Japón durante la Segunda Guerra Mundial.

En el plano económico, Takaichi enfrenta el reto de frenar la inflación y sostener el crecimiento. Su propuesta de aplicar estímulos fiscales busca revitalizar la economía, aunque algunos analistas advierten sobre el riesgo de aumentar la deuda pública.

A pesar de la relevancia simbólica de su elección, la nueva coalición de gobierno no cuenta con una mayoría consolidada, lo que podría limitar su margen de acción. En el plano diplomático, su historial de visitas al santuario Yasukuni —considerado polémico por China y Corea del Sur— podría generar tensiones en la región.

Con su asunción, Sanae Takaichi no solo rompe una barrera de género en la política japonesa, sino que inaugura una etapa marcada por el nacionalismo y la redefinición del papel de Japón en el escenario global.

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