Su postulación, decidida por Karina Milei y Lule Menem sin participación provincial, reaviva el debate sobre la falta de autonomía en las decisiones partidarias. Muchos neuquinos temen que, en caso de llegar al Congreso, la aspirante termine priorizando la agenda porteña por encima de las necesidades locales.

Desde distintos sectores políticos y sociales de Neuquén se cuestiona si Márquez, en caso de acceder al Congreso, defenderá los intereses de la provincia o responderá a las decisiones de la cúpula nacional. “No queremos más representantes que viajen a Buenos Aires a levantar la mano sin entender lo que pasa en nuestra provincia”, expresaron dirigentes que fueron marginados del armado provincial.

La polémica también se intensificó por los recientes cuestionamientos éticos y financieros que involucran a la candidata, acusada de beneficiarse con subsidios millonarios destinados a instituciones administradas por su familia, lo que, según críticos, contradice el discurso de austeridad y reducción del gasto público que promueve el espacio libertario.

En este contexto, la postulación de Márquez se transformó en un símbolo del debate sobre el federalismo y la autonomía provincial, temas que cobran fuerza en Neuquén frente al avance del centralismo político y económico. Para muchos analistas locales, el caso refleja una tensión creciente entre las decisiones tomadas en Buenos Aires y las demandas reales de las provincias productoras, que exigen voz propia en el Congreso.

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