Un nuevo estudio científico reveló que abandonar el tabaco después de recibir un diagnóstico de cáncer puede mejorar significativamente la esperanza de vida, incluso en pacientes con enfermedades oncológicas avanzadas. La investigación, publicada por la revista JAMA Network Open y difundida por Infobae, confirma que dejar de fumar tiene beneficios inmediatos y duraderos, más allá del tipo o estadio del tumor.

Los especialistas explicaron que el consumo de tabaco no solo es un factor clave en la aparición de diversos tipos de cáncer —como el de pulmón, cabeza y cuello, vejiga o páncreas—, sino que también reduce la eficacia de los tratamientos, aumenta el riesgo de complicaciones y acelera la progresión de la enfermedad.

Según los datos del estudio, los pacientes que lograron dejar de fumar luego del diagnóstico vivieron, en promedio, entre 30% y 40% más tiempo que aquellos que continuaron con el hábito. Además, presentaron mejores respuestas a la quimioterapia, radioterapia e inmunoterapia, y una menor tasa de recaídas.

El hallazgo refuerza la importancia de incluir programas de cesación tabáquica dentro del abordaje integral del cáncer. “Nunca es tarde para dejar de fumar: hacerlo después del diagnóstico puede marcar la diferencia entre vivir algunos meses más o varios años más”, señaló uno de los autores del estudio.

Los expertos coinciden en que el tabaquismo sigue siendo la causa prevenible de muerte más importante del mundo, y destacan que abandonar el cigarrillo —a cualquier edad o etapa de la enfermedad— siempre mejora la calidad y la expectativa de vida.

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