Tras la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires, el Gobierno ha ajustado su enfoque económico. Se ha reducido la intervención en el tipo de cambio, permitiendo que el dólar se acerque al techo de la banda de flotación, situado cerca de $1.470. Esta medida busca aliviar las tensiones cambiarias sin recurrir a ventas directas de dólares del Tesoro.

El Banco Central ha asumido un papel más activo en la gestión de la liquidez, utilizando pasivos remunerados para reducir las tasas de interés. La tasa de referencia ha disminuido del 45% al 35% anual, con un stock de pasivos remunerados que ya alcanza los $4,5 billones. Esta estrategia busca reactivar la economía sin comprometer la estabilidad del tipo de cambio.

Consultoras como PxQ y EcoGo destacan que estas medidas representan un cambio hacia un enfoque más pragmático y menos ortodoxo. La flexibilización de las tasas y la intervención del Banco Central han generado estabilidad en el mercado de pesos, aunque persisten desafíos relacionados con la escasez de divisas y la volatilidad electoral.

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