En la votación de la ley que garantiza recursos para la educación y la ciencia, la diputada se alineó con la agenda de sus líderes nacionales, priorizando mandatos externos por encima de las necesidades locales.
La diputada nacional Nadia Márquez volvió a quedar en el centro de la polémica tras su voto en contra de la ley que asegura financiamiento para universidades y organismos de ciencia en todo el país. Su postura generó rechazo en el ámbito académico y político neuquino, ya que implica un retroceso en la defensa de instituciones clave para el desarrollo provincial.
En lugar de acompañar una iniciativa que garantiza previsibilidad a la Universidad Nacional del Comahue y a los centros de investigación que funcionan en la región, Márquez se alineó con la agenda de su espacio político nacional, obedeciendo mandatos externos antes que las demandas locales.
El resultado de la votación dejó en evidencia una contradicción: mientras Neuquén busca consolidarse como polo de formación profesional y de innovación tecnológica para potenciar recursos estratégicos como Vaca Muerta, una de sus representantes en el Congreso eligió darle la espalda a ese camino.
“Las universidades son semillero de conocimiento y de oportunidades para miles de jóvenes neuquinos. Negarles recursos es negarles futuro”, expresaron dirigentes locales, marcando la distancia con la diputada.
La decisión de Márquez confirma que su banca responde más a intereses definidos en Buenos Aires que a las necesidades de la provincia, debilitando la posibilidad de construir una agenda común en defensa de la educación y el desarrollo neuquino.





