El proyecto de Gas Natural Licuado en la provincia representa una inversión histórica y es sin duda una oportunidad única para la región. Sin embargo, especialistas aseguran que los beneficios requieren de tiempo y se espera que los resultados sean visibles para 2035.

El proyecto de Gas Natural Licuado (GNL) en Río Negro se perfila como una de las inversiones más ambiciosas en la historia energética de la provincia. Con un enorme potencial para transformar la economía regional, la iniciativa promete posicionar a Río Negro como un actor clave en el mercado energético internacional. Sin embargo, especialistas advierten que su desarrollo será progresivo y que los beneficios tangibles comenzarán a notarse recién hacia 2035.

Este horizonte a largo plazo requiere de una combinación de paciencia, planificación estratégica y sostenibilidad. Los desafíos no son menores: desde la construcción de infraestructura compleja —como plantas de licuefacción y puertos— hasta el desarrollo de capacidades técnicas y la generación de marcos regulatorios adecuados. Todo esto demanda tiempo, inversión y coordinación entre el Estado, empresas privadas y comunidades locales.

El gobernador Alberto Weretilneck ha manifestado su respaldo firme al proyecto, entendiendo que el GNL puede convertirse en una nueva matriz productiva para Río Negro. En este contexto, la provincia trabaja para garantizar las condiciones necesarias, tanto en términos logísticos como legales, para atraer inversiones y asegurar que el impacto del proyecto sea positivo a nivel ambiental, económico y social.

La llegada del GNL representa también una oportunidad para diversificar la economía rionegrina, que históricamente ha estado vinculada al agro, la fruticultura y el turismo. Este nuevo horizonte energético abre puertas a la creación de empleo calificado, el fortalecimiento de la cadena de valor y una mayor integración con mercados internacionales.

NOVEDADES